La zona de confort

goldfish-diving-into-ocean-buena-vista-imagesEl principio básico del método científico dice que si siempre hacemos exactamente las mismas cosas y de la misma manera obtendremos el mismo resultado. Esto es un principio contundente que ha sentado las bases del progreso de la humanidad. Si bien este principio aplicado a la ciencia ha sido un sinónimo de progreso, cuando lo aplicamos al desarrollo personal ocurre lo contrario porque si siempre hacemos las mismas cosas y de la misma manera permanecemos encerrados en nuestra “Zona de Confort”, dejamos de explorar nuestros límites y con ello dejamos de hacer grandes cosas, que finalmente sí que son el motor del progreso. Y ya lo decía Einstein: “La locura es seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes”.

 

Podríamos incluso creer que no salimos de la “zona de confort” en la que estamos porque consideramos que la zona en la que estamos es la mejor “zona” posible. Pero, ¿cómo podemos saber eso si previamente no hemos explorado otras “zonas” para poder comparar? Salir de la zona de confort es una forma de poner en valor aquello que tenemos, puesto que lo veremos desde otra óptica, lo podremos juzgar de una manera crítica y mejorarlo o abandonarlo.

 

En los últimos tiempos se habla y escribe mucho sobre este concepto. Es un concepto más amplio de lo que a priori sugiere, puesto que la “zona de confort” abarca un abanico muy amplio de situaciones donde sería de aplicación. Una de las más empleadas es la del espacio físico, la de viajar. Resulta bastante obvio que viajar y cambiar nuestra residencia, temporal o indefinidamente, conlleva cambios drásticos en todo nuestro entorno tanto físico como emocional. La zona de confort se utiliza también para referirse a una situación laboral, que finalmente es la que nos proporciona los recursos para el resto de actividades de nuestra vida. Pero la zona de confort abarca mucho más puesto que afecta desde el tipo de personas con las que nos relacionamos hasta como lo hacemos. Por ejemplo, muchas veces empleamos las mismas rutinas en las relaciones personales a pesar de que no estamos cómodos con situaciones simplemente porque nos resulta más confortable mantener todo como está que explorar los posibles cambios que podrían ocurrir en esas relaciones si decimos lo que pensamos. Ser conscientes de cuando estamos dentro de los límites de las zonas de confort nos hace capaces de explorar más allá de las mismas y crecer personal y profesionalmente.

 

A pesar de todo esto, me quería referir a la zona de confort en lo que atañe al desarrollo personal, y no tanto a otras áreas de la vida aunque todo está relacionado. El concepto de Zona de Confort y el emprendedor. Cuando se trata de emprender el primer paso es salir de la zona de confort. Esto quiere decir, básicamente, que hay que hacer cosas diferentes a las que habitualmente hacemos. Y es así de simple y así de potente. Dar un paso en dirección a lo desconocido, cambiar el tipo de libros que leemos, abrirnos a conocer gente diferente y escucharla, viajar a sitios nuevos, escribir nuestros pensamientos para en el futuro leerlos desde esa nueva “zona” en la que nos encontramos,… Todo este tipo de actitudes abren la mente hacia nuevos objetivos. La personas que dan este tipo de pasos lo suelen convertir en su rutina, una vez que sales de la zona de confort el espíritu explorador que todos llevamos dentro nos empuja a ir más y más lejos.

 

Por decirlo de otra manera, el primer paso fuera de la zona de confort da un poco de miedo pero a medida que avanzas vas descubriendo que no hay motivos para el miedo y te vuelves a sentir confortable. Así cada vez que avanzas vas viendo que más que peligros hay oportunidades y llega un momento en el que tu zona de confort es explorar los límites de tu zona de confort. En lo que se refiere al desarrollo personal no existen esos límites, y el único límite real es el tiempo que tenemos en la vida. Tan importante es esto último que esa idea que tienes en mente, esa que tu instinto te dice que es la mejor idea, no puede esperar más tiempo para ser explorada. El mayor riesgo al hacerlo es descubrir que estabas equivocado, pero seguro que en el proceso todas tus ideas habrán evolucionado y serás mucho más capaz de llevarlas a cabo.

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